La línea entre la pureza, la fragilidad, la inocencia, el poder, el mal, el lado oscuro, es muy delgada, se difumina hasta confundirse con el horizonte
Subiendo por una escalera infinita para alcanzar la torre desde la que se ve todo París, desde donde a lo lejos se intuye la aurora boreal desde mi iglú calentito, sueños donde me veo en el futuro en una pinacoteca circular también infinita y todo ello surgiendo del sueño de un niño en una tarde de verano austral.